PEDALS DE FOC - - 4ª ETAPA y última (ya tocaba)

* Al fin pongo la última crónica de la Pedals de Foc, ya era hora, máxime, cuando dentro de poco los Maifren (never brake) se van ha hacerla en multitud, que la disfrutéis... !Ahhh¡, se me olvidaba, pensad que en realidad ésta es la tercera etapa oficial.

06 DE JUNIO DE 2010: ESPUI - SON - 56 KMS.

No salía el sol esa mañana, las predicciones que el día anterior vimos por la tele no presagiaban un día como los anteriores, más bien lo contrario. Buscábamos en las otras cadenas algún metereólogo mentiroso que nos diera una predicción ideal para la etapa final, pero ni pagando. Ya lo decía el nativo de la tarde anterior "que íbamos a mojar", perdón, que nos íbamos a mojar.

Eran las 06 horas de la mañana y solo veía una tenue luz en la habitación. Que coño es eso, un ovni, no, no. Era el móvil de Toni, que el pobre miraba una predicción bastante positiva según él. En el exterior estaba diluviando, pero según me decía Toni, era una precipitación que estaba en marcha pero que después todo era claridad, viendo lo que acontecía fuera ninguno de nosotros lo podía creer.

Nos levantamos y vestimos, hicimos fotos y nos volvimos a tumbar, nos vamos abajo donde nos estaban esperando para el desayuno, ese tan madrugador que habíamos pactado. Desayunamos y mientras tanto buscando de nuevo la predicción perfecta que no la tormenta, pero nada, todo nuestro gozo en un pozo. Ya estamos pensando en como regresar a Son sin remar, que si Taxi, que si llamamos a la organización, en fin, todo un drama. Tras la comida, preparar las maletas, etc. etc. en un momento de ¿lucidez?, vemos que la tormenta ha arreciado, que sale tenuemente el sol y todos conspirando para hacer ya mismo la salida , pero que si alguno se rajaba que incluso se abonaba la cuantía del taxi entre todos, seguramente eso iba por mí y mi estado físico de los primeros días.

La conspiración o revolución se inició tan rápidamente que ni siquiera tuve tiempo, entre otras cosas, de poner agua en la botella o de ponerme un maillot de manga larga, por suerte traía el paravientos del cual hice buen uso.

Raudos empezamos a subir lo ya presumible o seguro, 12 kilómetros sin pausa de escalada, no muy dura, pero 12 kilómetros, con todos sus doce mil metros de distancia. En las fotos dejo constancia del tedio que provoca tanta ascensión e incluso de la pedazo de roca que hallamos en medio del camino, eso me hizo ponerme siempre a cubierto y en la parte contraria de la pared, por si las moscas. También eso me recordaba que si algo pasase a partir de ese punto, difícil acceso tendrían por medio rodado para auxiliarnos, en fin, más vale pensar en positivo, subir, subir y que dios reparta.

Empezaba a estar harto de ver la villa de Espui y las interminables curvas de ascensión pero mirando el cuenta-kilómetros veía que poco a poco se hacia bien el camino. Como anécdota, encontramos un todo terreno que bajaba, le dimos la información sobre el pedrusco que se encontraría pero nos hizo poco caso, haya él. Rafa y Campa, como siempre delante en plan Pro, nosotros, y yo el último éramos el equipo de las piernas peludas (en honor a los "cames peludes tim), nada de pros, simplemente bikers en busca de su ruta. Como dije no tuve tiempo de poner agua en el botellín pero no fue problema, en la subida había más de dos arroyos y con la mejor agua que pueda encontrar jamás, y en cuanto al vestuario, no echaría de menos la manga larga, incluso me quité el paravientos.-

Después de casi dos horas llegamos al coll Des Triador, felicidad a raudales y muchas fotos. La cosa no era fea, pero guapa tampoco. Aquí estábamos a más de dos mil metros de altitud y a lo lejos, por donde tendríamos que rodar, solo veíamos lenguas de nieve y recordábamos las andaduras de los que nos encontramos en Son, ya que ellos tuvieron que desviarse motivado por esa misma nieve y tan solo habían pasado unos días, en fin, la segunda parte de la jornada, temor era la palabra.

Miro de nuevo en roadbook y me pone que vamos a rodar unos 11 kilómetros por la cresta de las montañas y que aun no estábamos en el punto más alto, uuuuyyyy¡¡¡¡ que “yuyu”, que mal rolloooo.

Empezamos a bajar por la pista y Sergio me comentaba que allí era donde se quería construir la estación de esquí, pero problemas de diversa índole no lo hicieron posible. Fue una breve pero agradable bajada por terreno fangoso-pedregoso-mojado, todo a la vez y con las nubes del segundo frente, según la predicción del móvil de Toni, que nos estaba acechando por detrás, no llovía pero si amenazaba, nada de sol pero tampoco frío y eso que empezamos a ver las lenguas de nieve cerca. Este sector me hacia sentir tenso, con la adrenalina a tope y no por ser un tramo difícil o con bajadas como las de Mallorca, con trialeras imposibles, no era nada de eso. Ese día gris, la nieve, los caballos, las rocas desprendidas y la tensión de tener que llegar a meta a una hora razonable para no perder el barco, todo junto hacia que por mi mente pasaran mil cosas y mil pensamientos. Estaba todo el tiempo marcando a la gente, pues no nos podíamos equivocar como en la jornada anterior, eso significaría error fatal, no era la muerte, evidentemente, pero significaría un retraso que podría dejarnos en la estacada y tener que hacer cabalas para regresar a la roca.

En la cresta vimos imágenes impactantes reflejadas en nuestras cámaras y como muestras la cabeza de caballo, muerto por supuesto,- por un momento pensé en el de sa Comuna de Bunyola-(el eslabon perdido). Más adelante nos encontramos con un alud de piedras y rocas enormes que impedían el paso por completo a trafico motorizado, y como no, las lenguas de nieve obstaculizando de forma imperante el invisible camino hacia el más allá. Pasamos todos y cada unos de esos obstáculos, junto con varios arroyos, a cual peor, y llegando después de esos 11 kilometros y pasar por la cima más alta, coll de sa Portella Blanca(2268 mts.), a uno de esos obstáculo de grandes dimensiones pero de fácil acceso. Una pared enorme de nieve bloqueando literalmente la vía, subimos por los escalones formados por el trasiego de los demás usuarios y que a cada paso nuestro se hacia más practicable, para ello, en cada uno de ellos dabamos una patada en la nieve que lo hacia más hondo y facilitaba la subida.

Al otro lado está la estación de esqui de Espot y allí unos turistas mirando el paisaje al cual accedieron con un todo terreno y puesto que no podían llegar más allá comentaron jugada con nosotros y resulta que conocían nuestra isla y concretamente Sa Rapita, que coincidencias, es que el Pirineos, es como el mundo, un pañuelo.

Aquí todo eran sonrisas y casi lagrimas, lo peor había pasado, pero todavía nos quedaban unos cuantos kilómetros, que sin saberlos serían emocionantes. La bajada es una autentica pasada, no es una a lo Coll de sa Linea, es más bien Light, pista sin asfalto completamente lisa, larga con multitud de curvas fáciles pero que te engancha y que junto con la suave lluvia de la mañana hizo que complicase la visibilidad motivada por las constantes salpicaduras.

Llegamos a la localidad de Espot y en el hotel Roya tocaba sello. La señora nos recibió con sonrisas, si, pero en el portal sin dejarnos ni siquiera ir al baño, era normal, nuestras pintas asustaban a cualquiera, pero nada, yo y supongo que los demás rebosábamos felicidad, el road book marcaba nuestros últimos kilómetros e íbamos sobrados de tiempo. Tomamos un refrigerio y cogemos carretera hacia Son desviándonos a la izquierda en subida, que por supuesto, yo subía cual Pantani, sin dosificar, aun así, los demás me ganaban, todo me daba igual. En esa subida nos pasó delante la furgo que nos trasportaba el equipaje, más coraje todavía nos daba.

La cosa tocaba a su fin, pero como dije, era la etapa con final apoteósico, y tanto que lo fue. No todo era asfalto, había una variante que por suerte la obviamos que discurre por la antepenúltima villa de cuyo nombre, no es que no quiera, es que no me acuerdo, y como digo suerte tuvimos, pues lo mismo sería unos 20 minutos más de ruta. Nos quedan 6 ó 7 kilómetros y en cada metro una imagen de nuestra aventura, en cada curva una sonrisa por lo logrado, en fin, todo lo vivido pasando por tu mente mientras vas rodando feliz , y porque no decirlo, con ganas de más. Nos saludan los de la furgo de la organización que regresaban de Son después de dejar los equipajes y seguimos, apenas quedan unos 3 ó 4 kilómetros para llegar siguiendo siempre por asfalto, solo alterado por la última de las instrucciones del roadbook que te hace desviar por una pista a la derecha, que gustosamente cogemos, pues, como digo, teníamos ganas de más aventura, que ilusos, si os vais a hartar de aventura.

Tranquilamente rodábamos por esa ultima pista cuando empieza a llover de forma "progresiva", sí, sí, del verbo progresar, era la segunda precipitación que al fin nos cogió, y valla sin nos cogió. Yo seguía a lo mio, es más, me agradaba sentir las gotas sobre mi ropa y ver los charcos llenos y de color amarillo del polen de los pinos, y como no, ese olor de sus hojas mojadas, otro momento bucólico. De pronto volvemos a la carretera pero sin la protección de las copas de los arboles y es cuando la cosa va a mas, la lluvia no cesa sino todo lo contrario, llueve cada vez con más intensidad y empezaba a notar que la ropa no aguantaba más, ni siquiera el chubasquero. Súbitamente, y cuando ya casi ni veía, de nuevo la furgo me adelanta, y bajando la ventanilla, me dicen si quiero que me lleven. A NO, eso si que no, hemos llegado hasta aquí y ni esa lluvia, ni nada de nada me impediría llegar por mis propios medios. Por que no me callaría yo. La lluvia lejos de cesar, aceleraba más y más hasta el punto de no poder ver más lejos de 5 metros por delante. El diluvio Universal nos estaba cayendo sin piedad sobre nuestros fatigados cuerpos. Yo mismo me preguntaba y analizaba mis historial y no me salía ningún momento como el que estaba viviendo. Había vivido momento con Lluvia, con nieve y con granizo, pero ese día, en poco menos de un cuarto de hora me estaba cayendo todo el caudal acumulado de golpe.

Por fin llego a Son y los vecinos mirando por el balcón, medio sonriendo a vernos pasar, no era para menos, menudo espectáculo. Al fin veo en ansiado Campanario y justo en frente Casa Masover, con el posadero, la pareja de Rumanos de la organización y Guillem allí plantados, y observando el panorama, algo húmedo si cabe, y no se me ocurrió otra cosa que pedirles información sobre donde estaba la fuente que marcaba la pda., pues tenía el botellín vacío. Evidentemente, todos soltaron una agradable carcajada.

Casi extenuado me dirijo al albergue para asearme donde me reencuentro con el resto de componentes de la expedición Pedals 2010, todos nos abrazamos y nos reímos de nuestro "garbo" y con una alegría incontrolable nos duchamos y aseamos, disponiéndonos a preparar nuestra fiesta de despedida y graduación frente a un suculento entrecot que nos prepararon los de casa Masover. Dimos buena cuenta de la comida y mucho más de la bebida, todos menos Campa, que tenía que conducir, y después de eso unas fotos con el maillot oficial de finisher y !ala¡, a coger carretera que nos quedaba un largo camino que se hizo muy ameno, entre las canciones de Macaco, nuestras risas, pedos y demás bromas.

Llegamos por fin a Barcelona, y en el puerto, como comenté en mi prologo, nos encontramos con los de Secta MTB, que acababan de hacer una competición de unos 200 kilómetros en un solo día, y nosotros todos contentos con lo conseguido en cuatro, muestra de ello era Guillem que orgulloso llevaba su maillot puesto sin rubor alguno. También comento en ese mismo prologo, que lejos de amedrentarme ese hecho, me dio más ganas de contaros, a mi manera, nuestra aventura, pues yo no soy como los compañeros de Secta MTB, duros y constantes, de hecho Tolo Calafat, montañero recientemente fallecido, salía a menudo con ellos pues era sabedor de las proezas de estos chicos, y no tan chicos. Ya os digo, yo me considero un "globendurero" del montón, que hace 20 meses que era un fumador, que me operaron del menisco derecho, que me duele la espalda en numerosas ocasiones, en fin, un don nadie en esto del BTT, pero sí soy feliz con lo que me gusta, y que por supuesto, me encanta contaros mis aventuras sin animo de beneficio alguno, sino que con el simple hecho de que me comentéis algo o me preguntéis sobre alguna ruta, ya me doy por satisfecho, y como es normal, una aventura como la Pedals de Foc, a sabiendas de que hay mucho mejores, más duras, más largas o más bellas, es, sin ningún genero de dudas, una aventura digna de contar y compartir con todos vosotros.


BUENO, Y PARA FINALIZAR, ENLACES Y EL RESTO DE CRÓNICAS:

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